Sobre CRÓNICA DE MEDIOCRES

Lo he llamado Crónica de Mediocres porque creo que la mediocridad es una de las palabras que mejor definen el momento en el que vivimos. La vida pasa deprisa, las oportunidades también y entre ambas dos no hay tiempo para mejorar nada, es más, lo mejor penaliza, no se compra, la calidad se desprecia.

He elegido esta foto porque de alguna forma refleja lo antedicho, primero porque está algo borrosa, no se ve con claridad, y segundo porque para mi, esa araña es la representación de la mediocridad y su tela es el entramado en el que los mediocres caerán, caeremos, y desde la cual impedirá que escapemos, sólo unos pocos conseguirán salir, seamos nosotros.

Espero que os guste y para hacerlo más atractivo, podéis dejar vuestros comentarios picando en el título de cada entrada.

domingo, 26 de mayo de 2013

Crónica de Mediocres 43

España, para la consorte de un afamado futbolista inglés que anduvo por estos lares hace algunos años, olía a ajo, ¡menuda estupidez!, “España huele a ajo”, ¡qué cosas dicen algunas!

Para mi España, en días como el de hoy, España huele a rancio, sí, a rancio, ¡menuda estupidez!, cómo se puede decir que España huele a rancio.

Para mi, este país, envuelto en una falsa aureola de modernidad, está gobernado por personas taciturnas, tristes, acomplejadas e incapaces de sacudirse de encima determinados complejos que desde hace siglos son el marchamo del gobernante hispano. El gobernante hispano, en su interior y no sin razón, es consciente de que no hace todo lo que debiera para que sus gobernados disfruten de una existencia un poco más amable. Tan consciente es el administrador de lo público de nuestra España, de su mal hacer, que en fechas tan señaladas como la de hoy, desaparece de la vida pública para permanecer escondido al no atreverse a enfrentarse a las heridas que por su nefasta gestión han quedado abiertas.

La herida de hoy se llama Yak-42. Para mi Yak-42 significa: vergüenza.

Hoy hace diez años, 75 personas, 62 de ellas militares españoles dejaron de respirar por la desafortunada decisión de ahorrase unos pocos de miles de euros, en la repatriación a su país, de esas 62 personas que tuvieron el honor de ser los elegidos por sus mandos para llevar a cabo una misión bélica en un inhóspito país   llamado Afganistán. La globalización, las alianzas internacionales y la “defensa” de nuestro “modo de vida”, de alguna forma, obligaron a que algunos de nuestros conciudadanos fuesen garantes del orden “estadomundial”.

Como todos aceptamos, un accidente es un suceso inesperado, y este no pasaría de ahí si no se hubiese obviado la imprescindible supervisión de la seguridad de nuestros militares y se hubiese confiando a nuestras propias fuerzas aéreas, el transporte de esos conciudadanos que se encontraron con la muerte, cuando en sus mentes soñaban con el calor del abrazo y el reencuentro con sus familias.

A raíz del accidente y cuando las familias de esas 75 personas sufrían el dolor de la pérdida de sus hijos, cónyuges, padres, tíos, primos, sobrinos etc., no podían imaginar la mezquina actitud de un gobierno, en este caso del Partido Popular, que encarnado en un indigno Federico Trillo, les haría sufrir aún más y que hoy, diez años después, nuevamente bajo un gobierno del Partido Popular, volverían a sentir en propia piel el desprecio que ya en su día el hoy embajador de España en el Reino Unido, les demostró.

El gobierno de España, liderado por el autista Rajoy, deliberadamente y para evitarse un mal momento, ha querido olvidar a estos 62 españoles que diez años antes, esperando llegar a su país para pisar tierra amiga, quedaban inertes en tierras turcas.

España, los gobiernos de España y nosotros, los españoles, no llegaremos a ser grandes mientras, mediante gestos de humildad, no lleguemos a ser capaces de reconocer y reparar nuestros errores. Este del Yak-42 ha sido uno de esos errores, y mientras la ciudadanía y una parte de los políticos españoles hemos dignificado a nuestros militares, el acomplejado gobierno “mariano”, vuelve a oler a rancio, hedor que “un fuerte levante” no ha disipado aunque el Trillo vegete a nuestra costa en la capital británica.

Mi admiración por la tenacidad de los familiares y amigos de las víctimas del Yak-42

JC.

martes, 21 de mayo de 2013

Crónica de Mediocres 42

 
El Partido Popular, con carácter general, a través de las comunidades autónomas en las gobiernan y especialmente desde la Comunidad de Madrid, se ha marcado el asombroso objetivo de dejar en la cuneta a la Sanidad Pública tal y como la hemos conocido desde hace lustros y hasta no hace mucho.
           
La Sanidad Pública parece ser, junto con las pensiones y la educación pública, la bestia negra de todos los males que aquejan a nuestra economía. Parece ser que el rebajar al mínimo las prestaciones que son pagadas con nuestros impuestos y que, entre otras cosas, es el único mecanismo por el cual los ciudadanos vemos reembolsada nuestra aportación a la “caja común”, es el único camino que se les ocurre a los administradores, léase políticos, para llegar a cuadrar unas cuentas que ellos mismos han sido los responsables de desequilibrar hasta el punto de llevarnos a una banca rota virtual.

Pero siguiendo con el asunto sanitario, decía que el Partido Popular está poniendo todo su corazón para que su declive justifique el poner en manos privadas nuestros dineros, para mejorar en eficiencia aquello que ellos mismos, por desconocimiento e ineptitud, han llevado a una situación de depresión total.

En la Comunidad de Madrid, el modo de operar, de los dirigentes del Partido Popular, es tan sencillo como burdo y escandaloso. Es posible que la gestión de los recursos públicos para darnos a los madrileños una sanidad de calidad, no ha estado siendo la mejor, pero de ahí a que la solución pase por poner en manos de empresas privadas esa gestión, es tan temerario como incomprensible. Por otra parte es verdad que nuestra sanidad, gestionada por políticos (muchos de ellos con un egoísmo visceral, babeante, ante la pasta que pueden llevar a sus bolsillo, cuando pasen a formar parte de esas empresas a las que quieren traspasarle nuestra sanidad), continuará ahondando la sima y obligará, llegado el caso extremo, a cerrar lo que, aún hoy, ha sido ejemplo de prestación sanitaria a nivel mundial.

No se comprende como puede mejorar un sistema, en este caso el sanitario, si se le recortan los presupuestos y adicionalmente se le lleva a un segundo recorte motivado por los beneficios que la empresa, o las empresas que gestionan, necesariamente deben realizar.

Nuestros políticos, en este caso los del Partido Popular, son vagos por naturaleza, no quieren comprometerse, en la mayoría de los casos por ineptitud, en mejorar las prestaciones a la ciudadanía y ahora que la patata está podrida, quieren pasársela a otras manos (en este caso privadas) para que intenten reencauzar aquello que ellos llevaron al desastre.

Y como nuestros políticos son vagos y quieren eludir responsabilidades (si las cosas van a peor siempre tendrán a los adjudicatarios para echarles la culpa), no se han parado a pensar que nuestro sistema sanitario dispone de gestores más que capacitados para la administración de nuestros recursos de la manera más adecuada para equilibrar las prestaciones que se nos ofrecen a la ciudadanía con el presupuesto disponible. No está demás recordarle a los políticos, el hecho de que la nefasta deriva en la que estamos se debe a la errónea decisión de desplazar a los gestores profesionales, aquellos que aprobaron oposiciones, para beneficiar a aficionados cuyo único mérito se basa en llevar en la boca el carné del partido.

Así pues, a los dirigentes del Partido Popular habría que recordarles la inmensa cantidad de firmas que desde la llamada “marea blanca” se han recolectado y que están diciéndoles que se dejen de experimentos, que dejen que la sanidad sea gestionada por empleados públicos, que dejen de pensar en darle beneficios a “amiguetes” y “renegados” y que ellos, los políticos, olviden esas nefastas prácticas que durante lustros han llevado a cabo, hipotecando lo que es de todos, para satisfacer sus intereses cortoplacistas. 
A los empleados de esta Sanidad Pública, sanitarios, habría que pedirles mayor compromiso, más responsabilidad, no desde el orden profesional que ya han demostrado ser de los mejores del mundo, sino de la eficiencia,  y de las buenas prácticas.

A los otros empleados de esta Sanidad Pública, los administrativos y administradores, habría que pedirles también mayor nivel de compromiso, mayor complicidad con los usuarios, disposición para ganarse día a día el puesto de trabajo que ocupan, demostración de ánimo y abandonamiento de esas expresiones cansinas que tantas veces muestran.

A todos los empleados de esta Sanidad Pública, sin excepciones, habría que pedirles que abandones los tratos de favor hacia familiares y amigos, que no “sustraigan” para su usos particulares los materiales que tanto dinero nos cuesta comprar, que sean empleados ejemplares en un sistema sanitario ejemplar.

Los ciudadanos, a través de nuestras firmas, nuestras manifestaciones en la calle y nuestro apoyo a los empleados públicos, hemos apostado por continuar confiando en un sistema que demostró ser ejemplar. Esperemos que se derritan los tapones de cera de estos gestores aficionados y temporales, como Fernández-Lasquetty (anteriormente Lamelas, Güemes, etc.), y que den marcha atrás en su empecinamiento de implantar un modelo que en otros países ya demostró ser un auténtico fracaso.

Para finalizar, y como ejemplo del acoso al que se está sometiendo a lo que es de todos, detallar la burda manipulación que desde la consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid se realiza para desviar a usuarios (o pacientes, como ellos nos llaman) a manos privadas: Usuarios de la Sanidad Pública están recibiendo cartas o llamadas por teléfono para comunicarles que, ante una prueba diagnóstica, una intervención quirúrgica, etc., y debido a la lista de espera, para ser atendidos antes, serán derivados a una entidad concertada. El rechazo de esta opción, y así se le  hace saber al usuario por escrito u oralmente, les implicará ser dados de baja para ser atendidos.

Hospitales de la red publica madrileña como son La Paz, Ramón y Cajal, 12 de Octubre, Gregorio Marañón, se encuentran en estos momentos con déficit de pacientes debido a la práctica antes descrita. No tiene apenas lista de espera, es un claro síntoma del deseo de los políticos del Partido Popular por acabar con lo que tanto tiempo nos costó conseguir.

Otro de los hechos que pone bajo sospecha las prácticas defenestradoras que desde la consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid se están implantando para la disolución de nuestros activos sanitarios, es el hecho de que las pruebas diagnósticas realizadas en entidades concertadas, al no contar con un protocolo homologado al que se lleva a cabo en el sistema público, en un alto porcentaje, son inválidas y tiene que volver a realizarse por no ofrecer los resultados esperados, entre estas pruebas se encuentran electromiografías, ecografías, colonoscopias, etc.

J.C.

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