El
huracán Podemos desarbola al esquife PSOE
La indecencia se ha mostrado con toda su
crudeza, con todo el impúdico descaro de los que levitan sobre los que
consideran sus súbditos, con la obscena puesta en escena de los que expulsan
con la trampa y el descaro, a aquellos que fueron tocados por la diosa
democracia, con la única intención de matar a esta última.
Cuando nombro a la indecencia, en estos
momentos, visualizo a lo que llaman en el PSOE “gestora” y cuyo rostro, para
mi, y bien duro, está representado por Javier Fernández. Esa banda que se ha
vulnerado la voluntad de los afiliados del partido socialista para apropiarse
del partido y asegurarse el mantenimiento del perverso status quo que
conformaron, para alternarse en el chiringuito, populares y, permítanme el
término, “sociatas”, descubierto su auténtica catadura inquisitorial,
dictatorial y clasista. El escarnio y humillación al que han sometido al
anterior secretario general debe hacer pensar al votante socialista, si debe
seguir otorgando su confianza a personas que no dudan en desenfundar afilados
cuchillos con los que rebanarán el pasapán a todo aquel que tuerza, o al menos
lo intente, el poder hegemónico de los que se sienten propietarios del partido
más que centenario.
Pedro Sánchez no ha sido un buen
secretario general, siendo objetivos, Pedro Sánchez ha sido un mal secretario
general, un peor candidato a la presidencia del gobierno y un líder sin
capacidad de transmitir lo que tal palabra significa. Pero Pedro Sánchez estaba
avalado por algo que no tiene ninguno de los que han asaltado el poder de la casa
de la rosa roja: votos de sus compañeros de partido, una ingente cantidad de
votos si se compara con sus predecesores en el cargo. Parece que el respaldo de
la militancia es una maldición para aquellos que la obtienen, antes Borrell,
ahora el doctor en economía.
La indigna osadía de estas chicas y
chicos del aparato, llegó hoy, jueves siete de octubre de 2016, a su zenit con
la representación telefónica realizada ante Mariano Rajoy del presidente de la
gestora socialista y tomándose unas atribuciones que no han sido reconocidas en
las urnas. Es una ignominia por parte de Fernández, ponerse por encima de las
personas que tienen la legitimidad de los ciudadanos, es decir, las mujeres y
los hombres del partido socialista otorgados como miembros del parlamento por
la ciudadanía, en elecciones libres y sin trampas.
Los parlamentarios socialistas no deben
permitir ninguna imposición desde la artificiosa dirección de un partido que no
entiende los principios democráticos, el juego honesto, la lealtad y la entrega
a la ciudadanía. Los parlamentarios socialistas disponen de todas las garantías
legales para, como miembros del congreso y senado, actuar en base a los
legítimos intereses de aquellos que les otorgaron su confianza que no son otros
que los ciudadanos españoles.
La situación del PSOE es crítica,
naufraga por su propia podredumbre, por su mala gestión y por apropiarse de lo
que es de todos. El esquife PSOE se hunde tras el paso del huracán Podemos, sin
el cual, sus magníficos dirigentes hubiesen seguido engarzados en nuestras
yugulares hasta dejarnos secos. Otro huracán, esta vez desde estribor, sería
necesario para acabar con la canalla que desde hace lustros nos parasita.
En las manos de los socialistas está el
ir a terceras elecciones y estoy totalmente convencido de que es mejor esa
opción, antes de renovar al autista Rajoy en su sillón monclovita, por decisión
de gente no elegida por los ciudadanos.
JC
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