Sobre CRÓNICA DE MEDIOCRES

Lo he llamado Crónica de Mediocres porque creo que la mediocridad es una de las palabras que mejor definen el momento en el que vivimos. La vida pasa deprisa, las oportunidades también y entre ambas dos no hay tiempo para mejorar nada, es más, lo mejor penaliza, no se compra, la calidad se desprecia.

He elegido esta foto porque de alguna forma refleja lo antedicho, primero porque está algo borrosa, no se ve con claridad, y segundo porque para mi, esa araña es la representación de la mediocridad y su tela es el entramado en el que los mediocres caerán, caeremos, y desde la cual impedirá que escapemos, sólo unos pocos conseguirán salir, seamos nosotros.

Espero que os guste y para hacerlo más atractivo, podéis dejar vuestros comentarios picando en el título de cada entrada.

domingo, 9 de febrero de 2014

Crónica de Mediocres 54



Retales, chapuza y pastiche

Actualización 16/04/2014

Al parecer estos cursos de formación sí son de buen provecho, presuntamente organizaciones empresariales, sindicatos, partidos políticos, empresas ficticias e incluso particulares, aprovechan los dineros de nuestras aportaciones e impuestos para incrementar su peculio.

No hay responsables, no hay dimisiones, una justicia lenta y timorata se muestra incapaz para atajar el tsunami de la corrupción política, sindical y empresarial.

Los españoles a pagar y sin posibilidad de descontarnos de los impuestos todos esos dineros que no han llegado a su legítimo destino.

Como dijo es cantautor: “Retales, chapuza y pastiche / Remiendos, tapujos y parches / Todo funciona a pegotes / Qué carnaval, qué pitote / Vaya chapuza que hay…”
****************************************

Hoy toca hablar un poco de los cursos de formación que con cargo a las aportaciones de los trabajadores y las empresas, además de fondos europeos y nacionales para la promoción del empleo, conforman una oferta tan amplia como poco aprovechable, a tenor del artículo publicado en el diario El Mundo:
(http://www.elmundo.es/economia/2014/01/31/52eae207e2704ee35d8b456d.html?goback=.gde_2541246_member_5834930754538213380)

el día 31 del pasado mes de enero y que ha abierto un interesante debate

(http://www.linkedin.com/groups/cursos-p%C3%BAblicos-formaci%C3%B3n-fueron-in%C3%BAtiles-2541246.S.5834930754538213380?view=&srchtype=discussedNews&gid=2541246&item=5834930754538213380&type=member&trk=eml-anet_dig-b_pd-ttl-cn&fromEmail=&ut=2r3LCR9U85_C41)

iniciado por Manuel Pastor a través del grupo “Directivos de España” existente en Linkedin ( http://www.linkedin.com ).

Esos cursos de formación tienen dos tipos de financiación diferenciada:

Una es privada, procede de las cuotas que los trabajadores y empresas aportan a través de las nóminas y cuyos fondos son gestionados por la Fundación Tripartita para la Formación en el Empleo, integrada por sindicatos, confederaciones empresariales y la administración general del estado.

La otra financiación procede de fondos aportados por la Unión Europea, el Gobierno del Estado, las Comunidades Autónomas e incluso los Ayuntamientos.

El resultado de todas estas distintas fuentes de financiación se traduce en aportaciones de miles de millones de euros y que según el artículo mencionado anteriormente, parece ser que no están siendo aprovechados en la medida que debería esperarse.

Mi opinión al respecto coincide en gran medida con la expuesta en el análisis periodístico y me gustaría aportar mi punto de vista sobre el, cómo poder mejorar la utilización de los dineros de todos, para recuperar la inversión realizada en esa importantísima tarea que es la formación para la reintegración laboral de las personas desocupadas y el mantenimiento de conocimientos para aquellas otras personas que ya disponen de un puesto de trabajo.

En primer lugar hablemos de la formación a las personas desempleadas, personas que, a través de los servicios públicos de empleos de las comunidades autónomas, voluntaria o de forma obligada, se inscriben a cursos de formación con la esperanza de llegar a tener la posibilidad de obtener un puesto de trabajo que les permita zafarse de esa especie de situación límbica en la que se encuentran.

Los servicios públicos de empleo disponen de un catálogo formativo que se me antoja tan amplio como ineficaz para conseguir los objetivos esperados. Esa oferta formativa no deja de ser una recopilación de cursos, impartidos por proveedores homologados, que sin responder a necesidades reales del mercado de trabajo, parecen estar mayormente orientados a, por un lado, dejar constancia de que las administraciones hacen un esfuerzo por formar a los trabajadores y por otro a mantener a un conjunto de empresarios especializados en este tipo cursos.

En mi opinión, los servicios públicos de empleo no hacen su trabajo, en mi opinión ese trabajo debería ser, en primer lugar recabar de los empleadores las necesidades de incorporación que tienen a medio plazo y cual debe ser el perfil profesional de esas personas que necesitará en el futuro, en segundo lugar, los servicios públicos de empleo deberían de desarrollar el currículo formativo que se necesitaría para cubrir la demanda, participárselo a las empresas y obtener de estas un compromiso contratación acorde a sus necesidades en los plazos establecidos. En tercer lugar los servicios públicos de empleo deberían de seleccionar a aquellos candidatos más idóneos para cada puesto de trabajo, ayudando principalmente a las personas con mayores dificultades para la vuelta al mundo productivo. Esta es la única forma y fórmula para que la inversión realizada en formación invierta las cifras de incidencia en la colocación de las personas, no es soportable un modelo de formación orientada al trabajo que se muestra inútil en el 90% de los casos.

En cuanto a la formación de las personas empleadas, formación que puede estar siendo pagada por las propias empresas o mediante subvenciones, no tienen porque llevar emparejada una mejora inmediata de las condiciones económicas del trabajador. La formación continuada en el empleo debería permitir adquirir mayor destreza en los desempeños, pero no siempre es así por lo inadecuado del curso para el entorno profesional del formado. En ocasiones las empresas y los propios trabajadores yerran en la asignación o elección de cursos debido a la perversa moda de ofrecer formación porque así lo hacen las empresas “guays”, porque hay que justificar un número anual de horas de formación o porque se han desarrollado unos planes de carrera que son acompañados por una estandarización de la formación que en determinados casos, más numerosos de lo que parecen, llega tarde al disponer el participante de un dominio de la materia, en base a la experiencia, superior a la que la acción formativa le aporta.

Por otra parte, cuando la formación en el empleo sí está adecuadamente planificada en tiempo y contenidos, aunque no tenga una recompensa inmediata, prepara al individuo para enfrentarse a nuevos retos profesionales y será a partir de ese momento en el que estará recogiendo los frutos del esfuerzo y del sacrificio realizado en el pasado.

En resumen, la impartición y aprovechamiento de la formación para el desarrollo profesional o para la consecución de un puesto de trabajo, es algo que trasciende mucho más allá de un puñado de cursos que debe estar en el catálogo de cualquier servicio de empleo o empresa que se precie, la formación en el trabajo debe orientarse a necesidades concretas, debe impartirse en el momento preciso y los dineros invertidos deben ser recuperados por la sociedad vía mejoras de la productividad. Todo lo que no se ajuste a estos criterios, en mi opinión, es desperdiciar los dineros de los ciudadanos y una grave irresponsabilidad por parte de aquellos que deben velar por el aprovechamiento de los recursos comunes.

Por último, tengo la extraña sensación de que en España, y desde diversos organismos públicos nacionales e internacionales, llueven millones de euros que están siendo malgastados por la falta de rigor y la improvisación de las personas que tienen la obligación de darles un uso responsable.

JC

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Los comentarios podrían estar sujetos a moderador. Se agredecería que no fuesen anónimos.

Datos personales