Yo y Mis Avatares
Los
habitantes cibernéticos tenemos que ser conscientes de que a través de internet
convivimos, de una forma más o menos camuflada, pero convivimos. Posiblemente nuestros
comportamientos no sean los mismos en la vida real y esa que adoptamos vía
avatar y es precisamente por eso, que debemos asumir que en esa nueva dimensión
vital, también hay normas y leyes. Unas leyes que no tienen por qué diferir de
las que rigen el mundo físico.
Quizás
es porque considero que yo y mis avatares tenemos una esencia común, un tronco
ético idéntico y una actitud ante la vida interrelacionada, por lo que no
comprendo esa necesidad que tienen los gobiernos de cambiar o crear nuevas
leyes con la inútil intención de
coaccionar al ciudadano y disuadirle para que deje de hacer lo que a ellos no
les gusta.
Son
muchos siglos de civilización y todo está legislado, quizás queden pequeños
retoques para eliminar determinados privilegios asignados a castas dominantes y
adaptar la legislación transfronteriza para resolver algún fleco, pero en
general, nuestras relaciones están reguladas para que exista un equilibrio
entre lo que socialmente es aceptable, o correcto, y lo deleznable, ilegal u
ofensivo.
Al
gobierno, a este gobierno, le molestan las libertades, le molesta que la
información fluya, le molesta que la gente analice y obtenga sus propias
conclusiones, quiere ciudadanos pasivos, acomodados, que se dejen llevar y que
se comporten como en aquellas épocas en las que, el pueblo mísero y explotado,
mostraba un agradecimiento, casi infinito, si podía comer con las migajas que
se caían desde las mesas de los mal llamados señores.
En
este punto estamos, quizás en una marcha atrás vertiginosa a la que,
legítimamente, nos resistimos y nos exalta, y como no estamos contentos,
utilizamos todos los medios a nuestro alcance para expresar la disidencia entre
lo que quieren imponernos y lo que nosotros queremos para nuestra vida.
Entre
esos medios, con una capacidad enorme de diseminación, está la internet, el altavoz de la
ciudadanía, donde todos somos iguales y nadie se nos impone. Si a esto además
le unimos la facilidad que los móviles nos dan para estar conectados desde casi
cualquier punto del orbe mediante las tecnologías inalámbricas, la velocidad de
reacción ante determinados llamamientos es casi inmediata.
No
tengo ninguna duda de los beneficios de las redes sociales, tampoco tengo duda
alguna sobre los perjuicios que puntualmente pueden provocar cuando el avatar
no reflexiona lo suficiente sobre las consecuencias de sus actuaciones en la
red. La presión a la que puede verse expuesta una persona, debido a la
trascendencia que una información personal a través de internet, puede llegar a
ser insoportable y es en base a nuestra
propia responsabilidad (y la de nuestros avatares), como podemos evitar esto.
No
me gusta el perverso uso de las nuevas tecnologías de las comunicaciones que
algunas personas, medios, empresas, gobiernos, etc. hacen. No me gusta que se
utilice el anonimato para lanzar proclamas e incitaciones dirigidas a gente que
no mide sus reacciones. Tampoco me gusta la criminalización que se hace del
medio ya que es mas el beneficio que de la red obtenemos que los males que
suelen magnificar malintencionadamente.
Legislar
a impulsos, demuestra incompetencia, en dos años las mordazas con las que, los
mal llamados populares, nos están intentando callar espero que se vean
eliminadas a medida de que los tribunales vayan recibiendo demandas contra los
abusos del partido actualmente en el poder. La ley está bien como está y no necesita
de enmiendas contra las libertades ya que los derechos están garantizados.
De
seguir así, este gobierno del pp, dejará un país más parecido a Venezuela que
al resto de Europa y eso a mi no me gusta.
JC
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