Los viejos partidos políticos del estado español impedirán
por todos los medios la renovación de sus sangres, harán tímidas concesiones
para aparentar lo contrario de a lo que el endogamismo les ha llevado.
Abrir sus viejas carnes implicaría participación
externa y falta de control sobre sus "prioridades": perpetuarse en la
alternancia en el poder.
Sobre los resultados electorales del 25 de mayo, hay
que ser cauto y realista: la abstención ha sido muy alta, esto ha perjudicado a
los fomentadores de la partidocracia y por ello, formaciones
"minoritarias" han surgido dejando a los ancianos con los cimientos
quebrados y sobre arenas movedizas. No obstante, esta situación espoleará la
cólera de los viejos que arremeterán con toda la virulencia de la que son
capaces, para truncar cualquier atisbo de alternancia. La tercera edad de la
política intentará movilizar a todos esos seguidores que no les apoyaron en las
pasadas elecciones.
Los nuevos actores, no nos engañemos, han obtenido,
por la ilusión de todas aquellas personas que les han confiado el voto, unos
resultados cercanos al máximo de lo que se podría esperar, es por ello que el
margen de crecimiento que de momento tienen es reducido.
Ahora bien, lo que se ha iniciado puede ser el inicio
de la necesaria regeneración que pide a gritos la sociedad civil, hay que
apalancarse en los hitos del día 25 y no dejar de hablar de un cambio a más
democracia desde la democracia, de la necesidad de una mayor participación
ciudadana en las cuestiones que más nos importan y que más impactan en nuestro
día a día, en nuestras vidas, en el futuro. Hay que apalancarse en primarias,
en listas abiertas, en una separación de poderes efectiva que dé al judicial la
independencia de la que ya no dispone, hay que apalancarse en la consecución de
un pacto por la educación concebido para durar como mínimo una generación, en
la laicidad completa sin injerencias ni concesiones a las religiones, en
garantizar las libertades y ser implacables con la corrupción.
Palancas hay muchas y los recién llegados deben
usarlas para conseguir un país en el que sus Ciudadanos se sientan orgullosos
de vivir en él. Desde la Ciudadanía utilizaremos todas esas palancas para
conseguir una sociedad preparada, responsable, honesta y civilizada,
características indispensables para llegar a conformar un país que se respete a
si mismo.
JC
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