Publicado el 12 de septiembre de 2012
¿Practicar la ejemplaridad ética en las
empresas debería ser lo correcto o constituye un freno para la consecución de
algunos objetivos?. Esta pregunta fue lanzada el día 11 de septiembre de 2012
desde el grupo RIGHT PERSON a través de Linkedin.
Para mi la respuesta es clara, la
ejemplaridad ética en las empresas, y en las personas, debería ser lo correcto
para la consecución de cualquier objetivo.
Pero la realidad en el ámbito empresarial
que conozco me muestra que las personas que dirigen los designios de esas
empresas, o no tienen o no son capaces de imponer prácticas éticas que
demuestren la posibilidad de conjugar el hacer dinero, con la honestidad que
debería acompañar a cualquier operación.
Vivimos en un país de pícaros y esa
picardía parece traspasar el ámbito personal para contaminar a los órganos
empresariales. Ese rasgo tan deplorable de la idiosincrasia española, por
desgracia impera en nuestras vidas, en nuestra relación con la administración y
se considera imprescindible para la buena marcha de los negocios. Se llega
incluso, y esto es vox populi, a calificar de tonto a entidades y personas que
no aceptan el chanchullo, que no usan el soborno, que no “meten mano”, que no
intimidan o calumnian con el fin de llegar a alcanzar una posición mejor que la
ostenta el que está enfrente.
Un hecho que demuestra la falta de ética
existente en el mercadeo, cualquiera que sea el sector, es la legislación tan
abundante que se ha desarrollado a lo largo de la historia con el fin de evitar
ambientes poco limpios de relación empresarial o comercial, leyes anti
monopolio, anti sobornos, contra el tráfico de influencias, inmigración ilegal,
etc.
Y por finalizar la respuesta a la
pregunta, la dictadura de las bolsas, las inmanejables primas de riesgo, el
ansia de dinero fácil rápido y abundante, los incumplimientos de los contratos
por parte de las empresas para con sus clientes, el cobrar por servicios que no
se entregan en las condiciones pactadas, el inmanejable gasto público al que
los políticos nos han llevado, y trescientas o tres mil razones más que podría
enumerar, demuestran, con carácter general, lo improcedente del hacer en
España, excepciones las hay pero no se
hacen públicas, para esas empresas que hoy por hoy son excepción, mi
reconocimiento y mi ánimo para que no caigan en la falacia de entrar en juegos
sucios por mimetismos con la mayoría.
La honorabilidad en el modo de hacer negocios
llegará a ser una realidad en España y en el resto del mundo cuando los propios
poderes económicos, los gobiernos y los medios de comunicación, dejen de jalear
los “logros” de empresas o países que lo único que han conseguido es hacer más
caja. Una reflexión: ¿Se debe continuar poniendo a China como ejemplo de
desarrollo económico? ¿Tienen Europa (por ejemplo) y China las mismas reglas
para producir los mismos productos?
JC
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