Privatizaciones
Voy a ver si con pocas palabras soy capaz
de explicar mi visión acerca de esto que está tan de moda y que ha sido
bautizado con el nombre de privatizaciones (otros lo llaman externalización y
otros gestión privada, quizás esta última sea la más perversa de todas las
denominaciones).
Según la RAE, privatizar es “Transferir
una empresa o actividad pública al sector privado”, estoy totalmente de
acuerdo, faltaría más, quien soy yo para discrepar con nuestros académicos.
Si vamos al origen de cómo pueden llegar
a generarse las privatizaciones, vemos que en primer lugar surge una necesidad,
esta necesidad por lo general es asistencial, en el más amplio sentido de la
palabra, es decir, la sociedad precisa, para su correcto desarrollo, mejorar su
salud, su educación, disponer de agua corriente, tener capacidad de
comunicación, desplazarse, recogida de basuras, limpieza viaria, organizar la
vida común, etc. Estos servicios inicialmente, aunque se financian con
impuestos y tasas, son deficitarios y ante la falta de atención de la
iniciativa privada, son las propias administraciones las que sienten la
necesidad de ayudar a sus ciudadanos facilitándoles el acceso a aquello que,
por el momento, sólo puede ser costeado por personas con un poder adquisitivo
alto, o al menos medio alto.
Pasado un tiempo, los servicios que en su
origen llegaban a un determinado porcentaje de la población, se extienden a la
mayoría de la ciudadanía obligándola, sin excusa, a utilizar y pagar los
servicios que las administraciones ofrecen, hasta aquí todo bien, lógico y
necesario.
Con el tiempo, los servicios públicos
llegan a superar en calidad a los de la oferta privada y esto con unos costes
para el beneficiario más asequibles; nótese que en la gestión pública el ánimo
de lucro desaparece y la ventaja económica sobre la actual avaricia del sector
privado es palmaria. Sólo un par de
ejemplos:
1. El conocimiento y desarrollo de los
alumnos que asisten a colegios privados (incluyendo a los concertados) con
respecto a los de los centros cien por cien públicos, siempre dentro de una
misma calificación, inclinan por lo general, la balanza a favor de la enseñanza
pública.
2. Asistencia sanitaria, la mayoría de los
usuarios, ante problemas serios de salud, y a pesar de que los tiempos de
atención son supuestamente peores, se inclinan por ser tratados por la sanidad
pública. Es bien conocido también, que la propia sanidad pública enmienda un
elevado número de errores y malas prácticas de la medicina privada, en esta
última el beneficio económico es el fin, mientras que para los profesionales
dedicados a la medicina pública, se antepone la salud al lucro. En cuanto a
protocolos de actuación, la sanidad privada es más laxa y en ocasiones el
usuario ve como ineficiente un sistema, el público, que ante un determinado
acto médico, duplica o triplica en tiempo al de la iniciativa privada, son
pocas personas las que son conscientes de que en esa mayor dedicación se está
rebajando el riesgo para la vida o la calidad del vida del propio paciente.
Una vez que la necesidad está cubierta y
que el beneficio se extiende a un alto porcentaje de la población, llega el momento
en el que los iluminados, políticos y empresarios, toman conciencia de la gran
cantidad de dinero que se mueve a través de los servicios públicos. Este es el
perverso momento durante el cual comienza a fraguarse la disolución de lo
público, entregándolo a grupos de especuladores, que se dejan engañar por
políticos poco responsables, para obtener contratos mediante los cuales, con
unos mínimos y bien calculados riesgos, hacer caja, en otras palabras, llenarse
los bolsillos con el dinero, mal gestionado por los políticos, de los impuestos
de los ciudadanos.
Así surgen las privatizaciones, un
sencillo modelo para ganar dinero siempre que exista un político con
encefalograma semi plano, que se deje comer la oreja con cantos de sirenas.
Para que finalizar, destacar que hay otras
modalidades de contratación de empresas por parte de las administraciones,
mediante las cuales y por un justo beneficio, ambas partes, administraciones y
empresas, mejoran los servicios que recibirán los ciudadanos, pero ya no estaríamos
hablando de privatizaciones.
JC.
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