Las
10 Grandes Mentiras Electorales
Primera:
Los miembros de Congreso
de los Diputados son los representantes de los ciudadanos. Debería decirse que
en realidad los diputados son representantes cautivos de las formaciones
políticas que han tenido a bien incluirlos en sus listas. Los ciudadanos deben
conformarse con votar unas listas de las que no pueden separar la decencia de
la indecencia. Al no poder elegir directamente al quien será otorgado con un
acta personal e intransferible, no puede hablarse de representante ciudadano,
por más que la ley retuerza la realidad para imponer que pulpo es un animal de
compañía.
Segunda: Al Presidente del Gobierno lo eligen
los españoles. La realidad es que el Presidente del Gobierno es elegido por el
Parlamento a propuesta del Jefe del Estado, figura esta última que tampoco la
han elegido los ciudadanos. A los candidatos a Presidente del Gobierno lo
eligen los partidos políticos, en la mayoría de los casos a dedo, sin ningún
tipo de democracia y en algunos casos el candidato se auto proclama.
Tercera: El poder legislativo emanado de las
urnas, legisla para el beneficio de la ciudadanía, al igual que el Gobierno
elegido por el Parlamento gobierna igualmente para el ciudadano y la sociedad. Falso,
el bienestar del conjunto de la sociedad no ha sido tenido en cuenta desde hace
ya muchas legislaturas. La prueba más palpable de esta mentira es el aumento
del empobrecimiento de la mayoría de las familias españolas y el esquilmado de
los pequeños empresarios, mientras que las grandes corporaciones, los
especuladores y el resto de poderes fácticos han visto engordadas sus avariciosas
bolsas.
Cuarta: Los supuestos representantes de los
ciudadanos disponen de la libertad necesaria para ejercer sus funciones
honestamente. Falso, el reglamento de los grupos parlamentarios constriñe la
libertad de expresión, de elección y de conciencia, exigiendo el voto al
unísono de lo que “el poder” del grupo parlamentario haya establecido. Sanciones
económicas son utilizadas como medida disuasoria para aquellas señorías que
quieran desenvolverse con autonomía.
Quinta: Diputados y Senadores tienen los mismos
derechos que el resto de los ciudadanos. Falso, estas personas que
supuestamente han sido elegidos por y para los ciudadanos, disponen de
privilegios desproporcionados que van desde que no se les pueda procesar por
delitos, si sus compañeros previamente no lo autorizan, a cobrar dietas por
asistir a sus puestos de trabajo, cobrar pensiones sin cotizar durante los
mismo plazos que el resto de trabajadores y hasta tener subvencionadas la
consumiciones en las cafeterías del Congreso y del Senado.
Sexta: Los abstencionistas no tiene derecho a
criticar las acciones de los gobernantes y representantes. Falso, la abstención
puede deberse y expresar el rechazo al modo en el que son elegidos diputados,
senadores y concejales en general y en la incapacidad de elegir directamente,
con nombres y apellidos quien quiere que le represente, en particular.
Séptima: Todas las formaciones políticas tienen
las mismas oportunidades para ser elegidas. Falso, las campañas electorales son
costosas y España es un país en el que sus ciudadanos muestran muy poca
predisposición para financiar formaciones políticas. Las subvenciones a cuenta
de resultados futuros, en base a resultados pasados para aquellas agrupaciones
que ya han obtenido representantes dan ventaja a los que ya han estado. Por
otra parte, las “donaciones altruistas” de entidades suelen acercar el ascua a
la sardina de los más afines al capital. Comisiones ilegítimas son también
utilizadas para obtener ventaja sobre las formaciones nuevas y más alejadas del
poder económico.
Octava: Los miembros del Congreso de los
Diputados son “elegidos por sufragio universal, libre, igual, directo y
secreto”. Falso en cuanto a que no puede considerarse “igual”, bien sabido es
que muchos ciudadanos, castigados por el sistema de circunscripciones
provinciales, ven como sus votos han resultado inútiles para sentar en el
hemiciclo a sus representantes, como consecuencia de esto, se da la
circunstancia de que partidos regionales obtienen con un mínimo número de
votos, más diputados que otros partidos, que ha nivel nacional, han doblado o
triplicado a aquellos en votos.
Novena: La lista más votada debe de gobernar.
Falso, la Presidencia del Gobierno la ostenta aquella persona que, a propuesta
del Jefe del Estado, elija el Congreso de los Diputados, es decir, una mayoría
de diputados, no tiene nada que ver con el total de los votos ciudadanos.
Décima: Las coaliciones para obtener mayorías
es un gobierno de perdedores. Falso, si hablamos de democracia (a pesar de que
la elección de los representantes no es totalmente democrática) y si las
coaliciones aúnan un mayor número de votos, los gobiernos surgidos de esas
coaliciones tienen mayor legitimidad que otro que, por el hecho de haber tenido
un voto más, patalea porque le han quitado el caramelo. Por otra parte, en
democracia no hay ganadores ni perdedores, hay representantes de ciudadanos,
unos obtienen más y otros menos, pero todas esas formaciones que conforman las
cámaras y ayuntamientos se han ganado la confianza de sus votantes, en otras
palabras, todos son ganadores.
JC
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