El aquelarre vasco está en plena efervescencia, estos
días los ex, presidiarios o convictos o carcelarios, se están hartando de ser
portada en los medios de comunicación de ámbito nacional, se les ve contentos,
se les ve satisfechos, se les ve con esa desfachatez que solamente los
criminales suelen mostrar, gente que, al amparo de una supuesta lucha, se ha
permitido segar la vida de más de casi novecientas personas que jamás fueron
conscientes de lo que para una montado el pasado día cuatro en Durango por los
asesinos de más de 300 personas ha tenido la repercusión que dichos asesinos
querían: los “medios” los cubren, todo el mundo habla de ellos, y el resto de
la ciudadanía necesita oírlos para indignarse por el descaro con el que los
sanguinarios, arropados por el estado de derecho (y que no sea de otro modo),
se manifiestan.
Tras la anulación de la “doctrina Parot” (y recordemos
que tal doctrina, de alguna forma, intentaba erigir en legislador a quien no le
correspondía tal papel) la sociedad española se ha visto una vez más
perjudicada por la falta de previsión de unos políticos, cuasi ciegos, cuasi inútiles
y cuasi auto invalidados. Pero bueno, este es otro tema y no el objeto ni el
objetivo de esta crónica.
Para continuar con el desatino, ayer se cuajó otro
titular sobre la sociedad vasca que podría ser algo así como “el proceso de paz
no tiene marcha atrás”, y ese titular lo firman los que se creyeron que estaban
en guerra contra no se sabe quien. España, país en el que hoy por hoy están
integradas las vascongadas, jamás ha estado en ninguna guerra, real o
artificial, con el pueblo vasco. Sí es verdad que una parte, una minoría, de la
ciudadanía vasca aplaudió (y hoy todavía aplaudiría) el uso de la más
terrorífica violencia (absolutamente traicionera, cobarde y amedrentadora) para
imponer sobre la inmensa mayoría, unas tesis que fueron incapaces de transmitir
por la vía de la palabra, por la vía de la negociación, en definitiva, por la
vía de la política. Por supuesto que la paz no tiene marcha atrás, ¿cuándo ha
faltado esa paz?, nunca.
Los representantes del 15,65% del censo electoral del
País Vasco, los llamados Eh Bildu, vuelven a erigirse en portavoces del 100% de
los ciudadanos de su región y se atreven a proclamar que “No vamos a utilizar
ninguna excusa para dejar de seguir avanzando y dando pasos para lograr que todos
los tipos de violencia que todavía padecemos desaparezcan de una vez por
todas”, cuando se podría afirmar que la única violencia que ha perdurado en
España, y sigue vigente por las veladas amenazas de sus declaraciones, ha sido
precisamente la que parte de las personas que integran Eh Bildu ha amparado: la
violencia de ETA y sus asesinos a sueldo.
Esta gente de ETA y Eh Bildu todavía no se ha dado
cuenta, y ejemplos no les han faltado, que aceptando, como ellos dicen, las
leyes del estado, sus libertades están garantizadas y que si estiman que están
sufriendo comportamientos violentos deben ponerlos en manos de la justicia,
ésta sin duda, de existir dichos actos, penará correspondientemente a sus
responsables. Otra cosa es que etarras e integrantes de Eh Bildu quieran
parecer falsas víctimas, su tiempo ha pasado y ya no convencen ni a parte de
sus acólitos.
El proceso de paz en Euskadi parece avanzar por el
camino adecuado gracias al 85% de su ciudadanía y al 100% de la ciudadanía del
resto de España, hasta que ese proceso de paz concluya (me atrevo a decir que
pasarán décadas hasta entonces) no queda más remedio que, respetar el estado de
derecho, que los delincuentes cumplan sus condenas y que no se le tregua a los
que intentan de forma ilegítima imponer sus tesis mediante el terror. A estos
últimos les pediría que de una vez por todas sean valientes y se enfrenten a
los no piensan como ellos con el mismo arma: LAS URNAS.
JC
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