Sobre CRÓNICA DE MEDIOCRES

Lo he llamado Crónica de Mediocres porque creo que la mediocridad es una de las palabras que mejor definen el momento en el que vivimos. La vida pasa deprisa, las oportunidades también y entre ambas dos no hay tiempo para mejorar nada, es más, lo mejor penaliza, no se compra, la calidad se desprecia.

He elegido esta foto porque de alguna forma refleja lo antedicho, primero porque está algo borrosa, no se ve con claridad, y segundo porque para mi, esa araña es la representación de la mediocridad y su tela es el entramado en el que los mediocres caerán, caeremos, y desde la cual impedirá que escapemos, sólo unos pocos conseguirán salir, seamos nosotros.

Espero que os guste y para hacerlo más atractivo, podéis dejar vuestros comentarios picando en el título de cada entrada.

sábado, 29 de septiembre de 2012

Crónica de Mediocres 2

Políticos del siglo XIX, ¡dónde estáis! 
Decía Loquillo el otro día, lo vi y oí en televisión, que los políticos que tenemos, son del siglo XIX. No estoy de acuerdo con él; del sentido de la responsabilidad que tenían los políticos en aquel siglo es de lo que precisamente adolecen los que actualmente tenemos.  Y ese sentido de responsabilidad diferencia a un buen político de uno mediocre, por no decir malo. Otra de las cualidades de los políticos decimonónicos era la lealtad a los ciudadanos; esa lealtad, los políticos de hoy sólo la mantienen para con sus bolsillos. Sí puedo estar de acuerdo con Loquillo, si a eso se refería, en que la distancia entre la clase política y los ciudadanos que los mantenemos, cada vez es mayor.

Nuestros políticos, los actuales, estos que mangonean hasta dejarnos sin gota de sangre, han entrado en el siglo XXI a la velocidad de la luz, quieren estar por delante de todos nosotros, tres, cuatro, cinco, seis metros, o kilómetros mejor, quieren adelantarse a todo y a todos, el que da primero da dos veces y siempre buscan la forma y la fórmula para dar con algo nuevo con lo que dar primero y así, entre golpe y golpe, nos tienen desorientados y ya sabemos que la desorientación no deja reaccionar, al menos de una forma racional y coherente, con lo que es probable que volvamos a recibir.

Y para continuar en ese delirante masoquismo, los electores, entre los que no me incluyo, les dan más confianza, es decir afianzan, a aquellos que han estado involucrados en dudosas relaciones, con dudosos empresarios, que con una preocupante  desvergüenza  han conseguido incrementar sus patrimonios, en unos órdenes de magnitud que ni el mismísimo Rockefeller, el paradigma de la máquina de hacer dinero, hubiera imaginado.

Puedo comprender la candidez de los muchos votantes que todavía quedan, aquellos que se aferran a una pretendida sensación de control en la conformación de los distintos órganos que en diferentes niveles nos gobiernan, pero lo que no alcanzo a asimilar es el hecho de ver como se premia al que ha pecado, o al que supuestamente ha pecado.

Una buena medida profiláctica, casi quirúrgica y sobre todo preventiva, sería dejar sin ningún tipo de representación, a aquellas listas que hayan tenido el dudoso acierto de incluir a personas que han sido o están siendo objeto de investigación por posibles delitos de corrupción.

En España la justicia no existe, o es extremadamente lenta, por lo que los ciudadanos no pueden cerrar los ojos y permitir que perduren elementos que han demostrado total desprecio y aprovechamiento, para el propio lucro, del régimen democrático.

Como siempre, lo antedicho son sólo opiniones, espero no molestar a nadie.

JC

Publicado el 13 de junio de 2011

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