Publicado el 23 de
octubre de 2011
Le toca actuar al Polisario y le toca actuar
rápidamente. La seguridad en los campamentos es una responsabilidad totalmente
suya, del Polisario y de todos los saharauis que viven en los campamentos. En
los campamentos no se mueve ni un alfiler sin que lo sepan los jefes, puede
parecer increíble pero en medio de la hamada argelina, en pleno desierto el
Sáhara, lugar inhóspito donde los haya, existe un área, los campamentos de
refugiados saharauis de Tinduof en el que es posible conocer todo lo que
sucede.
Hoy se ha anunciado que tres personas, tres personas
que en estos días dedicaban sus vidas y las ponían a la disposición del pueblo
saharaui, han sido secuestradas, han sido secuestradas por ignorantes,
posiblemente fanáticos religiosos (cuanto año daño han hecho y harán las
religiones) que importándoles nada las necesidades de los aproximadamente
200.000 seres humanos que esperan poder regresar al Sáhara Occidental, se
aventuran en imbéciles cruzadas, dignas de analfabetos e idiotas, sin pensar
las consecuencias que sus mezquinas acciones, acarrearán a todas esas personas
que desde finales de los años setenta han recibido día a día la ayuda de todos
los españoles, que desde el principio, aceptamos la parte de responsabilidad
que España, tras su cobarde huida, debería haber asumido.
Le toca al Polisario actuar, durante el último viaje
que realicé a los campamentos, hace ya
tres o cuatro años, vi que algo pasaba, no sé porque, habían proliferado
los grupos religiosos, gente algo despreciable que evitaba, y en algunos casos
negaba, dar la mano a las mujeres, mujeres que les estaban ayudando. Esa señal
no me gusto nada y recuerdo como le dije a uno de estos retrasados mentales,
que por negarle el saludo a mi esposa me negaba a hablar con él.
Todas las personas que ayudan a otros a mejorar sus
vidas merecen el máximo respeto y , espero que aquellos que sois profundamente
religiosos me disculpéis, ese respeto debe ir más lejos del que le tenéis a
vuestro propio dios. El Polisario debe ser implacable, debe localizar dónde
están estas tres personas y debe devolverles su libertad. Mientras esto no
suceda deberíamos reconsiderar seriamente si ofrecer o no nuestra ayuda a
nuestros amigos. No somos moneda de cambio, no somos mártires, simplemente
somos personas que queremos ver mejorada las vidas de todos aquellos que no han
tendido las mismas oportunidades que nosotros, de todos aquellos a los que por
diversas razones, hoy por hoy les hemos
dados la consideración de familia.
JC
Publicado el 23 de octubre de 2011
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