Publicado el 11 de febrero
de 2012
La podrida justicia española huele peor que nunca, no
es que yo tenga más capacidad que “los 7 magníficos” para decir si el Sr. Garzón
debiera, o no, ser absuelto o condenado como lo ha sido. Ellos, “los 7
magníficos”, han estado en el juicio, yo no, ellos han estudiado derecho, yo
no, ellos han pasado unas superexigentes pruebas para llegar hasta donde han
llegado, yo por supuesto que no.
Pero hay una serie de cosas que me confirman la
podredumbre de la judicatura española, en base a las cuales mis opiniones no
son nada favorables a ese conjunto de privilegiados ciudadanos que forman el
exclusivo club de jueces, magistrados, señorías, etc. etc. etc.
Lo primero que me llama la atención es ver que el Sr.
Garzón ha sido inhabilitado por once años, por usar unos medios para la
investigación de la instrucción, del vergonzoso caso Gürtel, que a otros
miembros de la judicatura sí les han sido aceptados y legitimados; sí, en otras
instrucciones, las conversaciones entre los abogados de la defensa y los
“ángeles” inculpados han sido intervenidas y se han destacado como prueba
fundamental para impartir justicia. En ese mismo caso Gürtel, parte de las
escuchas que han servido para echar a patadas del “club” al juez menos
gremialista que jamás haya visto este país, aún hoy son válidas y forman parte
del sumario, esto, cuanto menos, es paradójico.
La segunda cosa que me llama la atención, y de verdad
que es algo que me aterroriza, es lo paradójico que es, que un juez instructor
sea denunciado, investigado, separado de sus funciones, juzgado y condenado
antes que los, seamos políticamente correctos, “presuntos” delincuentes que lo
han denunciado por estar siendo investigados por, y vuelvo a ser políticamente
correcto, “presuntos” chorizos que presuntamente han urdido una trama para
apropiarse del dinero de todos nosotros.
Otra cosa que me ha sorprendido en este caso, ha sido
la unanimidad. Aquí los “7 magníficos” han enviado un claro mensaje
ejemplarizante, “que nadie pretenda salirse del molde que a lo largo de tantos
años hemos conformado para esta hierática institución que es la justicia”. El
Sr. Garzón era un garbanzo negro y han sido muchos años los que la “noble
judicatura” ha tenido que aguantarlo, sufrirlo, soportarlo. Han sido muchos
años de ver como un Don Nadie se comprometía en las más arriesgadas empresas
buscando un único fin: justicia. Por todo esto me ha parecido muy raro el hecho
de que en esta ocasión, ni un solo voto discrepante haya acompañado a esa
modélica sentencia de ellos para el que era, aunque nunca aceptado, uno de los
suyos.
También me causa sonrojo ver la rapidez con la que
esta vez la justicia se ha movido, han sido rápidos como el rayo, acostumbrados
a como nos tienen a dilatar y dilatar y dilatar los procesos. Debido a ese
hecho, el de la dilatación, siempre he dicho que en España no hay justicia, los
plazos con los que trabaja esa señora son inaceptables, su lentitud es cruel y
desasosegadora y sus fallos, muchas veces parecen arbitrarios cuando no
carentes del más mínimo sentido común.
En fin, esto es lo que tenemos, un aparato judicial
que parece que trabaja para él mismo en lugar de servir a sus ciudadanos, y
esto posiblemente no sea culpa de ellos y ellas, posiblemente es culpa de todos
nosotros ya que, siendo el judicial uno de los tres poderes del estado,
nosotros nunca los juzgamos. Ojalá, el nuevo ciudadano Garzón, nos ayude desde
este lado a modelar una justicia más acorde con nuestras necesidades, si así
fuese, si lo llegásemos a conseguir, volvería a escribir justicia con jota
mayúscula, hasta entonces …
JC
Publicado el 11 de febrero de 2012
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