Sobre CRÓNICA DE MEDIOCRES

Lo he llamado Crónica de Mediocres porque creo que la mediocridad es una de las palabras que mejor definen el momento en el que vivimos. La vida pasa deprisa, las oportunidades también y entre ambas dos no hay tiempo para mejorar nada, es más, lo mejor penaliza, no se compra, la calidad se desprecia.

He elegido esta foto porque de alguna forma refleja lo antedicho, primero porque está algo borrosa, no se ve con claridad, y segundo porque para mi, esa araña es la representación de la mediocridad y su tela es el entramado en el que los mediocres caerán, caeremos, y desde la cual impedirá que escapemos, sólo unos pocos conseguirán salir, seamos nosotros.

Espero que os guste y para hacerlo más atractivo, podéis dejar vuestros comentarios picando en el título de cada entrada.

martes, 2 de octubre de 2012

Crónica de Mediocres 8

Me comentaba mi hijo hace unos días que en uno de esos grandes almacenes o hipermercados franceses, no recuerdo bien si Alcampo o Carrefour, contratan a sus propios clientes para que sin ningún tipo de recompensa ejerzan de cajeras (o cajeros) y así poder ahorrarse aún más sueldos de los que ya se están ahorrando. Voy a explicarme un poco mejor: no es que estos hipermercados te contraten en el sentido literal de la palabra, el hecho es como sigue: tú vas a comprar a uno de estos horribles y desmotivadores supermercados, entras tan contento, gastar, gastar, gastar..., te has provisto de un carro, del más grande que hayas podido encontrar, vas recorriendo y picando en todos los pasillos que hayan dispuesto para tu entretenimiento (¿o acaso no hay mejor divertimento que gastar cuatro o cinco horas - ¡vale, vale, sólo dos horas! - de tu “larga” vida un sábado o un domingo por la tarde en uno de estos agradables lugares?) hasta que, como en una atracción de feria, se acaba el recorrido y llegas a la línea de cajas, aquí, ya se sabe, se acaba todo el glamour, la distracción, el disfrute y se llega a las puertas de la vida real: ¡hay que pagar!

Por si aún no os habéis dado cuenta, amigas y amigos, esta crónica de mediocres va dirigida a nosotros mismos, por tontos.

Continúo, hay que pagar. Pues resulta que estos grandes exprimidores de nuestras carteras se han inventado algo así como: la “autocaja” (no sé si lo llamarán así pero para lo que quiero decir puede valer). La “autocaja” es el sitio donde el cliente puede realizarse como cajero o cajera de supermercado. En las “autocajas” nos dan la oportunidad de pasar por los lectores de códigos de barras, todos esos artículos que hemos sido capaces de meter en los carros durante el agradable paseo por el entorno consumista que con tanto esmero nos han preparado.

¡Efectivamente!, ¡así es!, ¡nos han contratado!, sin saberlo, sin esperarlo, sin darnos cuenta, aceptándolo de esa forma tan natural, de la que sólo los consumistas somos capaces. Por unos minutos pasamos a mutar desde nuestro propio yo a empleadas o empleados de supermercado. Con paciencia y dedicación nos afanamos en la responsable  tarea de hacer nuestra propia cuenta y prepararnos para pagar todo lo que hemos sido capaces de recolectar durante nuestro placentero deambular por esos maravillosos corredores en los que se respira aire puro, tranquilidad y en los que se nos premia con unos aromas la mar de agradables y plácidos.

Bueno, hemos vaciado el carro, hemos sido rigurosos pasando todos sus artículos por delante del lector de códigos de barras y ahora nos piden la pasta, el dinero de plástico que será transformado en real y será mermado de las cuentas corrientes que mantenemos en los también vampirizadores bancos. Volvemos a ser obedientes y buenos y allá vamos, a darles de comer con nuestra tarjeta de crédito o débito. Pero, ¿qué pasa?, ¿por qué no le gusta mi tarjeta?, ¿qué he hecho mal?, ¿no habré sido lo suficiente diligente?, ¿cómo puedo ser tan torpe?. Tranquilo, tú no has hecho nada malo, simplemente no se fían de ti, hasta que algún supervisor o supervisora revise que no has intentado robarles, no podrás pagar, ¿lo comprendes verdad?, no pueden asumir que eres honrado. Ahora te toca esperar a que alguien verifique tu honestidad y luego podrás coger tus cosas y marcharte a tu casa con ellas; tu tarde de pasión ha finalizado, has trabajado gratis para la multinacional de turno, o, ¿quizás has fomentado que echen a otra cajera a la calle para que unos pocos ganen mucho más?

JC

Publicado el 28 de agosto de 2011

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Los comentarios podrían estar sujetos a moderador. Se agredecería que no fuesen anónimos.

Datos personales